Poco después el Cacique Itapé, jefe de la tribu, llamó a su hja Araí,tan hermosa como altiva, y le dijo:
_"Me estoy muriendo y no tengo ningún hijo varón. Preciso que te cases y me des un nieto capaz de sucederme al mando de la comunidad. ¿Cuál de todos los guerreros te agrada como esposo?
_Curundú_ respondió la joven sin vacilar_ pero él está ciegamente prendado de Yací y no me corresponde".
Llamado a la presencia del Cacique, se negó a casarse con Araí, aún a sabiendas del castigo que le esperaba de acuerdo a las costumbres de la tribu.
Lo amarraron a un algarrobo y lo dejaron para que se lo devoraran los urubúes.
Yací, al enterarse, fue a morir junto a él.
A la noche se hizo presente Curupí, el genio de los enamorados. "Vengo a salvarlos porque un amor como el de ustedes no puede morir. Los convertiré en un casal de aves que será símbolo eterno de fidelidad."
puso sobre ellos sus manos y los convirtió en dos grandes aves de plumaje oscuro y fuertes puones, que se elevaron por los aires en majestuoso vuelo, lanzando el grito onomatopéyico que les daría su nombre: Chajá.
Se dice que no se puede separar a la pareja de Chajás, porque si esto sucede ambos mueren.