Gobernaba
en Navarra el rey Sancho el Magnánimo que, tras muchos años de pelear
contra los moros que amenazaban las fronteras del Reino, había
conseguido llevar la paz a sus tierras. Sancho, casado con Doña Aldonza,
tenía dos hijas, Violante y Giomar. Las dos eran hermosas, virtuosas y
discretas. La primera era morena y la segunda rubia. Todos los que las
conocían las querían y las respetaban y ellas iluminaban la vejez de sus
padres. Una tarde, llegó al castillo un caballero que se dirigía a
tierras lejanas. Nada más verse, el caballero y Giomar se enamoraron
perdidamente el uno del otro. Al día siguiente, el joven prosiguió su
camino y nunca más volvió, pues murió en la guerra. Giomar
entristecía cada vez que pensaba en él, aunque nada dejaba traslucir
para no preocupar a los suyos, que la creían totalmente feliz. Pasaron
los años y Doña Aldonza murió.
El
luto se apoderó del castillo y sobre todo, se introdujo en el corazón
del rey Sancho de tal forma que parecía agonizar de dolor. Ni la
atención de sus hijas, ni los cuidados de sus hombres servían para nada.
Aquel hombre fuerte y corpulento se iba debilitando día a día; sólo
esperaba la muerte para ir a reunirse con su querida esposa. Muchos
médicos y curanderos visitaron el rey pero ninguno conocía el remedio
para curar su enfermedad. Un día llegó al palacio un ermitaño que pidió
ver al enfermo. Después de observarlo con atención dijo: -Don Sancho
sanará. Sólo necesita beber un brebaje que yo prepararé. La esperanza
asomó a los rostros de todos los presentes; el ermitaño continuó: -Ahora
bien, para que la medicina sea eficaz, deberá de tomar el brebaje en un
vaso hecho con cuerno de Unicornio. Todos se miraron consternados. ¡No
había ningún vaso de cuerno de Unicornio en el lugar! Las princesas
estaban desilusionadas y apenadas.
El
ermitaño, al ver el desconcierto que sus palabras habían causado,
volvió a hablar. -¡No está del todo perdido! En el bosque de Betelu vive
un Unicornio, tiene forma de caballo y un cuerno en la frente. Es un
animal peligroso y de difícil captura, sólo se rinde ante las personas
que tienen un alma pura y que no haya tenido penas de amor... Todos los
ojos miraron a Violante y a Giomar. La hermana mayor se ofreció
prontamente. ¡Ella iría en busca del animal!Y, en efecto, Violante se
internó en el bosque de Betelu. Iba decidida y con paso firme. A los
pocos minutos oyó, a lo lejos, el relinche del Unicornio y fue tal el
miedo que se apoderó de ella que salió corriendo y no paró de correr y
de llorar hasta llegar al castillo. Don Sancho, seguía empeorando.
Giomar tomó la decisión de ir en busca del animal. Eligió los mejores
ballesteros del castillo y fue al bosque.
Todavía
sufría penas de amor por aquel caballero que un día conoció y sabía que
corría un grave peligro, por eso dio orden a los ballesteros:
-Manteneos atentos. Cuando veáis que el Unicornio me ataca disparad las
saetas. Giomar se adelantó y esperó al animal. Este no se hizo esperar.
Al ver a la joven se acercó, y cuando ella tendió la mano para
acariciarlo, le acometió furiosamente atravesándole el cuerpo con el
cuerno. Los ballesteros dispararon pero ya era tarde, Giomar había
muerto. Los soldados llevaron al castillo el cuerpo de la muchacha y el
cuerno del Unicornio. El rey Sancho el Magnánimo sanó, pero no vivió
mucho pues la muerte de su hija le partió el corazón y ya no hubo
medicinas para curarlo.
A veces nos sacrificamos tanto por los demás...
ResponderEliminarPrecisosa historia, de las que tocan el corazón.
Mil besitos.